Mujeres ricas seguramente será, para Viviana Saccone y Fabián Mazzei, y más allá de cómo resulte el trayecto, un acontecimiento en sus vidas. Será la primera vez que trabajen juntos y siendo dirigidos por una estadounidense, María Norman. Este sábado, con el estreno en el Chacarerean Teatre, será, también, la oportunidad de comprobar algo que tal vez intuyeran: "Ella es muy verdadera arriba del escenario", resume Mazzei. Y Saccone agrega: "En un punto creo, esa verdad que buscamos, debe ser también lo que la cautivó a María (Norman), y lo que hizo que nos eligiera a los dos. Incluso es algo que ella rescata cuando a veces nos estancamos, que nos ponemos mentales porque nos preocupamos por la letra. Nos ayuda a salir de ese lugar justamente haciendo foco en que somos auténticos y verdaderos. A mí me pasó eso con Fabián: me siento muy cómoda trabajando con él; sobre todo ahora que todo lo que es técnico y mental fluye, y empieza a aparecer el personaje real, que tomó vida en nosotros. Siento que cada pasada que hacemos es un viaje que emprendemos y está bueno, se disfruta."

–¿Creen que el viaje tiene final?
Mazzei: –No, porque estás vivo arriba del escenario. Entonces hay veces que pasan cosas que se te ocurren y no modifican la esencia de la obra, pero la actitud o la mirada o cómo la agarro, te modifican. Eso es lo bueno que tiene el teatro, porque si a mí no me modifica ella… Vos tenés una estructura, pero a partir de ahí, que sabés que eso funciona, lo que me pasa es: quiero más, quiero buscar más. Y eso es lo bueno de trabajar con una actriz así. Es muy placentero, porque estás vivo arriba del escenario. Y estás creciendo. Y eso lo veo en ella a medida que pasan los ensayos. Eso es maravilloso.

Que los personajes sean neoyorquinos y se llamen Ana y Paul no es mayor inconveniente. Sí lo será tal vez, la semi ruptura de la cuarta pared, como se denomina en el ambiente teatral a la parte del escenario que da al público, sirviendo de límite imaginario entre el espacio de la representación y el de la sala. "Todo transcurre en un loft –explica Saccone– y la parte que da al público es un ventanal al que nos asomamos permanentemente. O sea que la percepción del público nos va a llegar como dardos, pum pum. Eso va a ser muy fuerte, y seguramente ahí se va a terminar de acomodar la obra, porque el público va a ser como otro personaje."
A medida que transcurre la charla queda claro que las novedades que para ambos presenta el trabajo son más de las que por el momento pueden procesar. Por ejemplo, si bien los dos están de acuerdo en que "estas cosas se dan en su momento, cuando se tienen que dar", como dice Mazzei, Saccone aporta la mirada ajena como un factor esencial para que recién ahora tengan la oportunidad de trabajar juntos: "Tenemos la ventaja de que la directora –dice Saccone–, que es neoyorquina, no conozca a nadie. Entonces ella simplemente eligió. Empezó a mirar material de los actores que le iban recomendando e hizo su asociación libre de qué actores le interesaban para los personajes, más allá de vincular si tenían algo que ver o no; se dejó llevar por su instinto y por lo que veía de los trabajos."

–O sea que tuvieron su prueba como cualquier hijo de vecino.
F.M.: –En mi caso venía de hacer Los 39 escalones durante tres años y medio, una experiencia maravillosa, donde me divertía y la pasaba muy bien arriba del escenario. El miedo mío era qué hacer después de eso. Y el material este no tiene que ver con una gran producción, con bombos y platillos, sino con lo que me deja a mí como actor. Si puedo crecer o no, si puedo sacar cosas nuevas. Lo que tiene esta obra para mí es que puedo mostrar cosas que no es común verlas en otros trabajos. Entonces ya tengo algo a favor el personaje que hago yo, después tenés el total de lo que es la obra, la temática, lo que deja, lo que querés decir contando esto, y todo eso tiene peso para mí.
VS: –Aunque alguien que había traajado conmigo le habló a la directora y por eso me llamaron, reconozco que me fascina hacer teatro, me gusta muchísimo, y la verdad es que cuando me llegó el material, me encantó. Y eso es lo que necesito en principio. Esta obra es difícil hacerla, no sólo porque son dos personajes, y sostener una obra una hora y media dos personas es un desafío importante, sino porque tiene un subtexto permanente.

–¿Por qué te parece díficil de actuar?
VS: –Porque las palabras son muy simples de decir, de manera coloquial, pero todo el tiempo a estas personas les está pasando otra cosa por debajo. Tienen un pasado y una historia muy fuerte, que han salido de distintas situaciones dolorosas en sus vidas, y que se encuentran en este momento como en un punto crucial, en el que su vida puede dar un vuelco para otro lugar. En ese encuentro les pasan cosas que no saben cómo manejar porque nunca se han desenvuelto bien en ese terreno. En realidad nunca están diciendo eso que dicen, están llevando adelante una conversación pero por debajo les están pasando otras cosas. Y la obra funciona si se nota eso que está pasando por debajo. Eso es muy difícil. Hay que estar permanentemente conectado, tener la emoción a flor de piel, transmitir todo eso aunque estemos hablando de literatura y yéndonos por las ramas. Y en el desenlace empiezan a salir un montón de cosas que también tienen que ser verdaderas, muy auténticas. Porque la pieza conmueve desde ese lugar, porque si no son dos marionetas hablando, y la gente se aburre. Tiene que estar muy vivo el espectáculo. Y eso es lo que lo hace hermoso; es lo más atractivo que tiene, y es lo que lo hace difícil también.

–Y para vos, Fabián, ¿qué es eso nuevo para mostrar que te da el personaje?
FM: –En un punto es perverso, es un personaje al límite; alcohólico. Pasó por todas, no tiene paz, y es un cóctel de emociones, entonces no sabés por dónde puede salir. Puede salirle la dulzura, como la violencia o la perversión. Es un tipo que tiene vida, mucha vida, y está en la búsqueda de más vida; ante la desesperación, no tiene límites. O en realidad sí tiene un límite, pero en la obra no lo sabés si lo va a traspasar o no. Es un personaje oscuro, y eso es lo que me llamó.
–Y vos siempre hiciste de bueno.
FM: –(Risas) Sí, acá sí; afuera no. Hice oscurito. Pero lo que hice acá la mayoría de las veces, sí. Tirando más para el decente, el honesto, el que es querible, y no al que vas a odiar. Acá nunca hice un personaje así.

Le tienen mucha fe a la obra, como si se sintieran muy agradecidos de la posibilidad de hacerla. Más que por lo que descubrieron, por lo que les falta por descubrir. "Cada vez terminamos más contentos en los ensayos –dice Saccone–. "Al principio costó –complementa Mazzei–. Por toda la psicología porque hay mucha cabeza. Y ahora es: pasemos, pasemos, y cada vez hacemos más la obra, y a medida que pasás, vas desarrollando, y tenés la posibilidad de que ella (la directora) no corte y empiece con los cuestionarios de por qué esto y por qué aquello", y provoca la risa del resto de la mesa. Luego piropean el talento y el profesionalismo del otro. Hablan de lo cómodos que se sienten, y de qué loco eso de haber estado tanto tiempo trabajando cada uno por su lado y que la gente los haya asociado pese a que nunca trabajaron juntos. Será un acontecimiento.  «

Estreno
Sábado
Mujeres ricas estrena el sábado con funciones de jue. a dom. 20:30 en Chacarerean Teatre. Nicaragua 5565.

El trabajo con maria norman
María Norman comenzó su carrera en los ochenta, en su Nueva York natal, participando en distintas obras de teatro. Después pasó a la dirección, desde donde se vinculó más y mejor con los autores latinoamericanos. Entre sus trabajos más recientes se encuentran el guión de Dream City (premio New York Women in Film & Televisión, NYC), y el guión En esos tiempos, escrito en inglés y español, un cuento gótico de un asesinato misterioso. La opinión del dúo protagónico respalda el sólido currículum. "Para mí fue volver al taller de teatro –provoca la risa Mazzei al responder sobre cómo es trabajar con Norman– Fue como volver al análisis del texto, de dónde viene el personaje, dónde va, en detalle. Ella tiene una temática de laburo que era de cuatro meses de ensayo. Y acá tenemos otro ritmo. No quiere decir que no hagamos lo mismo, pero tal vez lo sintetizamos. Fue todo un análisis de mesa, de líneas de personaje, líneas de pensamiento. No es algo que no conozco, porque salí del taller de (Agustín) Alezzo, sé de qué estoy hablando. Pero era como volver a cosas que las tenías guardadas en algún rincón." "Es muy minuciosa María, muy", le acota Saccone. "Pero muy", vuelve a provocar gracia Mazzei. "Al punto de estar trabajando –concluye Saccone–, y decir: Fabián, te quiero decir algo pero vos (por mí), no lo escuches. Fue de buscar las razones de todo. Y eso lo que nos dio es un trabajo interno, un conocimiento interno de los personajes que después empezamos a entender que era fundamental para poder sostener esta obra, que no se sostiene en texto."

Un proyecto por vez y mucho tiempo en familia
"Ninguno", ríe Viviana Saccone cuando se le pregunta si tiene algún otro proyecto en puerta. "Cuando empecé con esta obra me llegaron otras propuestas de teatro como nunca en mi vida. Le dije 'no' creo que a diez obras, porque me gustó ésta. Además me permitía leer los proyectos que me llegaban y me sigo quedando con Mujeres ricas. En mi caso casi siempre es uno u otro, o sea no hago dos obras al mismo tiempo: me encanta tener una vida, me fascina", sonríe. Y agrega que le gusta mucho pasar tiempo con sus hijas, que son chicas, y que también

le cuesta hacerles entender, a veces, que un viernes a la noche no se puede quedar con ellas porque tiene función. "Si estoy haciendo algo y tengo laburo, a menos que alguna circunstancia me diga que lo tengo que hacer igual, prefiero ir con un solo proyecto. Y poder llevarlas a ellas a la escuela."

Televisión y el disfrute de cosas nuevas
"Estoy al
aire con el programa Somos familia (Telefe), y trabajé en una miniserie que se llama Fronteras, dirigida por Sabrina Farji y con las actuaciones de Isabel Macedo, Raúl Taibo y Julieta Ortega que está muy bien realizada. Así que es bastante", cuenta Fabián Mazzei.
En su caso, también hay un deseo de intimidad aunque no sea en el tradicional compartir familiar, sino en una vida que aprendió últimamente. "También me gusta tener una vida. A esta altura sí. Creo que

quiere decir que estoy más con los pies sobre la tierra, entonces necesito bajar. Antes en mis prioridades todo era todo laburar, laburar, viajar, ir y venir
y no parar. Y lo que tengo hoy está bueno. Cuando empezás a tomarle el gustito a cosas nuevas está bueno disfrutarlo."

"Ella es una gran actriz", dice Fabián Mazzei. "Y él, el chico lindo de la tele", acota Viviana Saccone. El dúo festeja el chiste interno, se ríen de algunos prejuicios, de las etiquetas que suelen aparecen en torno a sus nombres y destacan la química que se produjo entre ellos. Ambos vienen de largas y exitosas temporadas en teatro: ella, con La cabra; él, con Los 39 escalones.

Fabián recibe amable a los invitados en la puerta del teatro. Viviana se retoca el maquillaje detrás del telón. Habían trabajado en una breve escena de un capítulo de Todos contra Juan, hace algunos años. Celebran el reencuentro en este proyecto teatral, Mujeres ricas, un texto del cubano Eduardo Machado, dirigida por la norteamericana María Norman, dos realizadores que debutan con sus trabajos en Buenos Aires (ver recuadro) con esta pieza, en su estreno mundial.

La directora no conocía a los actores, pero, al verlos, supo que en ellos había una Ana y un Paul, los personajes que estaba buscando. Mujeres ricas narra el encuentro entre una mujer de la alta sociedad infelizmente casada que busca trascender, ocupar su tiempo en un hecho significativo, y con este fin contrata a un escritor que alguna vez tuvo su momento de fama ("con un pasado y un presente oscuros", explica el actor). "Estos dos seres descubren que tienen más en común de lo que ellos pensaban, e incluso más en común que con otras personas con las que se han vinculado. Les pasa algo que va más allá del trabajo y no saben cómo manejarlo", describe ella.

-¿Cómo fue la cocina de este trabajo?

Mazzei: -Fue muy duro. Hicimos muchísimo trabajo de mesa, con mucho análisis para entender la psicología de los personajes. Ella es una gacela, y mi personaje es un tigre. A mí me gusta pensarlo así.

Saccone: -La directora no nos conocía y no le importaron las referencias nuestras que le pudieran llegar, esas con las que nos reímos con Fabián. Nos propuso su modo de trabajar: ocho horas diarias. Esta obra necesitaba un proceso de trabajo muy profundo, porque lo que tenemos que vivir en escena es el subtexto, lo sutil.

-La obra se presenta en el Chacarerean Teatre, ¿por qué eligieron el circuito independiente?

Mazzei: -Está bueno apostar a esto. Es cierto que este teatro está fuera del circuito comercial, pero la primera idea no fue nunca ir a la calle Corrientes, sino poder estrenar un material exquisito, en una sala divina. Lo importante era hacerlo realidad. Cuando la obra es buena, funciona el boca en boca. Me pasó con Los 39 escalones, que estuvo casi cuatro años en cartel.

-Viviana, ¿qué te dejó la experiencia de La cabra?

Saccone: -Fue excelente. Primero, por el hecho de compartir el escenario con alguien que no sólo es buen actor, sino también superconvocante. Fue para mí y para mi ego, tal vez, muy lindo que me eligiera Julio Chávez. Siento que me redescubrieron. Ahora que pienso. me pasó ya varias veces que la gente me redescubre como actriz.

Viviana vino a Buenos Aires desde Jeppener, en el partido de Brandsen, para estudiar teatro. Al poco tiempo fue elegida para hacer un papel en Clave de sol. Luego siguieron Más allá del horizonte (telenovela que la consagró), Celeste, Por siempre mujercitas y Franco Buenaventura, entre otros. Con Princesa y Montecristo obtuvo dos Martín Fierro.

Fabián estudió actuación con Agustín Alezzo y con él debutó en teatro, en Elegante Leticia. Trabajó muchos años en el off, produjo Hindú quiere el Bronx y actuó en Codicia, de David Mamet, y Los 39 escalones. En TV comenzó con Socorro 5° año, Gasoleros, Campeones, El sodero de mi vida, Rebelde Way, Alma pirata. Actualmente se lo puede ver en el horario central de Telefé con Somos familia y pronto se verá la miniserie Fronteras.

-Comenzaron cuando eran muy jóvenes, ¿cómo evalúan su evolución como actores?

Mazzei: -Mi base fue el taller de Alezzo y ahí aprendí que cuanto más grande sos y a medida que vas adquiriendo más vida y más experiencia lo utilizás como actor. Claro, uno puede imaginar y crear, pero el paso del tiempo me dio eso, cada vez más verdad, más honestidad.

Saccone: -Siempre tengo dudas cuando comienzo a transitar un nuevo personaje, con esa vida nueva que uno empieza a transmitir. El tiempo te da mucho oficio, no desde ese lugar de resolver lugares ya conocidos, sino más técnica para encarar un nuevo desafío. Sigo teniendo los mismos nervios de siempre antes de salir a escena.

-En la obra hay una puja de poder, ¿y en el escenario?

Mazzei: -Nos podemos decir las cosas y nos complementamos.

Saccone: -No hay lucha de egos. Somos dos fuerzas que estamos tratando de hacer algo maravilloso.
Mujeres ricas

май 2013, гаджет прикупил в таблетке)

- Maxi Ghione y Ana María Orozco