Tiene su propia productora, terminó su primer protagónico en cine y conducirá un reality. Galán en metamorfosis.
Patear el tablero y empezar con menos fichas, pero cada una ahora elegida con más cuidado. Las chances serán menos pero es probable que se reduzcan a opciones a tono con las ganas. El mapa de ruta que siguió Gabriel Corrado cuando se fue a España en el ‘97, justo después de “Princesa”, tenía como norte un cambio de rumbo drástico.

En varias notas de aquella época había dicho que el galán lo tenía cansado y que quería probar nuevos roles. Entonces fue conductor televisivo, abrió su propia productora (CTV Contenidos) y empezó a desarrollar desde allí proyectos en los que pudiera encuadrar nuevos territorios para lo que él define como “hambre” de actuación.

Ya reconciliado con el galán carilindo que fue y será, Corrado se probó en cine, como protagonista de un film de suspenso basado en una novela de Alfredo Salinas: “Pastora, el enigma de Monte Albornoz”. La película homónima fue dirigida por Javier Cutrona, tiene a Belén Blanco como coprotagonista y se rodó en San Luis. La experiencia lo mantiene en estado de de entusiasmo y juega nuevas fichas.

-¿Qué te decidió a hacer cine ahora, después de 20 años de televisión?

-Tuve muchas propuestas para hacer cine, pero la única película en la que participé fue “Apartamento Cero”, en 1987, cuando recién empezaba. Por otro lado, las propuestas que había recibido eran poco atractivas, era como hacer una prolongación de la tele en el cine y no me interesaba. Estaba buscando un buen guión y me llegó esta propuesta, de la gente de San Luis. Me gustó el proyecto, no hay otros secretos. Uno tiene la fantasía de llegar a Hollywood, hacer una película potente, y esto me encantó porque tiene un libro sólido, con suspenso, que me encanta como espectador.

La vida después del galán

En el film, Corrado es Fabio Picasso, un periodista que llega a Monte Albornoz a investigar el caso no resuelto de la desaparición de una niña en el verano de 1972 y las leyendas que lo rodean. Allí conocerá a una maestra (Belén Blanco) y comenzará a desenredar una trama con tantas cuerdas en lo sobrenatural como en una terrible verdad oculta.

-¿Cómo te sentiste en el género, fuera del rol de galán?

-Te pone en otro lugar, es distinto, ni mejor ni peor.

-Estás en una edad de quiebre para los galanes, entre Echarri y Taibo ¿te planteás la posibilidad de abandonar el rol?

-Lo de ser galán lo viví con mucho orgullo y alegría. El galán es el que lleva la película siempre. Ver tipos como Mel Gibson o Harrison Ford, que son tipos más grandes y siguen siendo galanes, es un modelo también. El tema de la edad no es un problema. Hay galanes muy jóvenes, otros maduros y otros como Sean Connery.

-¿Perdiste oportunidades por el perfil de galán?

-Ser galán no me quitó nada, al contrario, sumó mucho y como siempre decía Jorge Guinzburg, el galán es como el goleador de un equipo de fútbol. Es un valor agregado. Hay que ser multifacético, poder correr en fórmula uno, en TC 2000 y también manejar tu auto. Uno es el que se encasilla o se recicla y reinventa, el público recibe todo lo que uno le da y le gusta o no. Esta película fue la oportunidad de mostrar otras cosas, que uno puede cantar rock, pop o tango.

-¿Te sentiste cómodo de entrar en el cine después de ser galán de telenovela tantos años?

-Pasa que también está en uno poder decir “ahora voy por esto”. Nunca me había dedicado al cine. Hasta hace poco el cine y la tele eran compartimientos estancos, ahora no es tan así. El cine, el teatro y la tele están más comunicados. Siento que uno se tiene que preparar para hacer de todo. En esto es importante no creérsela y saber que por ahí uno puede no estar preparado y si tengo que hacer un casting no se me cae nada ni me cambia nada hacerlo.

-Adaptarse al ambiente.

-Siempre fui de ir a buscar, de no esperar a que me llamen. Esa fue también la finalidad de mi productora, poder generar los proyectos que quiero hacer. En algunos actúo yo y en otros no. Ahora estamos produciendo ficciones para un canal rumano, con actores de allá, y nuestro rol es producir. La película que estamos haciendo es a medida de mis posibilidades, lo mismo que hace Mel Gibson o Adrián Suar.

-¿Cómo aprovechás esas posibilidades?

-Uno tiene que hacer como las mujeres cuando se pintan, que resaltan habilidosamente lo mejor que tienen para mostrar. También buscar en uno mismo las mejores alternativas, tampoco se trata de afearme para hacer un personaje de carácter. Yo soy lo que soy y así triunfé en mi carrera. Ahora quiero vender otro costado de Corrado, con suspenso y en cine, que es con otros códigos.

Vientos de cambio

Cuando decidió instalarse en España tenía algunos contactos y poca de la seguridad que lo despedía de Argentina. Acá era el galán consagrado, el más besado y que mejor encajaba en las fantasías de la espectadora promedio de telenovelas. Corrado se hartó de la figurita y sabía que si se quedaba habría pocas posibilidades de movilidad. Pasó cuatro años en Madrid, condujo programas para televisión, abrió caminos para la producción de sus propias ideas en mercados extranjeros y volvió en 2001, cuando nadie quería volver.

-¿Buscás la incomodidad?

-Tal cual, no me gusta quedarme con la cómoda. No soy un empleado municipal ni un cajero de supermercado, con todo respeto por estos trabajos, pero mi naturaleza no está en quedarme acomodado en un lugar y que me den libros para repetir. Hay actores que se van a México y son parte del decorado, hacen siempre lo mismo. Yo no quiero eso para mi carrera. Yo me tomé el avión y me fui a buscar laburo a España en el mejor momento de mi carrera. No me dio miedo, me animé. En eso hay que ser atrevido y aventurero.

-¿Por qué volviste?

-Volví a pasar las fiestas en el 2001, vi que se estaba prendiendo fuego todo. Acá tengo a mi familia y mi mujer también. Mis hijos tenían que sentar raíces en algún lado. Me di cuenta de que quería quedarme en mi país. Tenía que estar acá, estar cerca de mis padres. Igual cada dos meses viajo a Madrid para mantener la oficina. Será un sacrificio que tengo que hacer pero no pasa nada, es parte de mi filosofía de no quedarme quieto. Celina Alberto (LVI)

De vacaciones en Punta del Este, el actor dialogó con varios medios chimenteros, y sus declaraciones habrían develado una posibilidad insospechada: ¿su conducción en Gran Hermano 2012?

Al parecer Corrado se refirió en una nota televisiva a su futuro laboral, y realizó una sorpresiva declaración en cuanto a su posible desembarco en la pantalla chica.

Cabe recordar que los medios adelantaron que el conductor de Intrusos se bajaba del reality show, pero si bien se barajan varios nombres, todavía es un misterio quién será el reemplazante del frontman del culebrón-reality.

Por su lado el actor confesó: me encantaría conducir un buen reality. Ni lento ni perezoso cuando le consultaron por Gran Hermano agregó: que elijan a quien tengan que elegir, me encantaría. Sí, se autonominó.