Sí, quiero. Luego de seis años de amor ininterrumpido Araceli González y Fabián Mazzei oficializarán su compromiso con una gran fiesta el próximo sábado 14 de diciembre, a las 18.45. En una entrevista exclusiva con Para Ti, la famosa más querida por los argentinos revela cómo será esa gran noche: los preparativos para lucir el vestido, los detalles del festejo para 200 personas y además, la original luna de miel junto a sus dos hijos Florencia y Tomás.

Vestida de blanco de pies a cabeza, con un peinado recogido a lo Audrey Hepburn y con una enorme peonía adornando su cuello, Araceli Gon­zález (46) se mira al espejo y no puede evitar emocionarse al verse reflejada como una fla­mante novia. Es que el próximo sábado 14 de diciembre le dará el “sí” a su compañero de ruta desde hace seis años, el actor Fabián Mazzei (47). “Las primeras veces que nos cruzamos no le presté atención, ya sea porque tenía el corazón ocupado o porque estaba enfocada en el trabajo”, recuerda Araceli con un brillo especial en los ojos. Como suele ocurrir en las parejas de ac­tores, las vidas de sus personajes en la ficción comenzaron a entrelazarse mucho antes de que empezara a escribirse la historia de amor. Allá por 1991 sucedió el primer encuentro en los pasillos de Canal 13: ella brillaba en la tira del momento, La banda del Golden Rocket, y él (que en un principio también estuvo previsto para ese elenco) terminó entrando en Amigovios. Cinco años después se unieron en un casting para for­mar parte de una novela de Jorge Maestro y a fines de 2001 él no le pudo sacar la mirada de encima en una fiesta de actores. “Fabi dice que me súper miró, ¡pero yo estaba casada!”, cuenta divertida y explica que se hicieron amigos un año después, cuando les tocó compartir la tira 1.000 millones. “Yo estaba recién separada, muy mal, y mientras almorzábamos le conté toda mi vida. ¡El era como mi muro de los lamentos!”, revela entre risas. Al contrario de lo que muchos harían, Mazzei no se aprovechó del momento de debilidad de la morocha y esperó cauteloso –¡y súper caballero!– a que se presentara el día ideal para dar el primer paso. Así lo recuerda ella: “Después de terminar mis duelos, Dios me lo volvió a presentar. Durante un tiempo me llegaban  comentarios que decían que él preguntaba por mí y quería saber si yo estaba soltera. Finalmente, el 14 de diciembre de 2007 organizamos un asado con mis amigos para ver si había onda y desde ahí nunca más nos separamos”. Un sábado 14 de diciembre a las 18.45, pero de 2013, Fabián y Araceli van a jurarse amor eterno en el ca­samiento más esperado del año. “Después de casarme dos veces y tener a mis hijos yo pensé sinceramente que nunca más me iba a enamorar. Pero con Fabi volví a sentirme una adolescente”, asegura la actriz, con los nervios, la ansiedad y la emoción típicos de cualquier novia.

EL PRIMER BESO.  “Fue en la madrugada del 23 de diciembre en la casa de unos amigos y después de una charla larguí­sima. ¿Viste cuando sentís como si conocieras a esa persona desde hace años? Fue novelesco porque en un momento él me preguntó: “¿Te puedo dar un beso?” ¡y yo le dije que sí! (se ríe). ¡Un divino! La verdad es que no creí que a mi edad se pudiera vivir algo así. Con Fabi me volví a sentir mujer”.

LA CONVIVENCIA. “Llegó al toque, pero a escondidas. Traer una persona a casa que no fuera el papá de Toto era conflictivo, así que él venía cuando Toto ya estaba dormido y se iba antes de que se despertara”.

LA OPINION DE SUS HIJOS. “El que dio permiso para que Fabián entrara a la casa fue Tomás. Yo le había dicho que si a él no le gustaba que una persona se quedara a dormir en casa me lo dijera y entonces iba a verlo afuera. Pero unos tres meses después de conocerlo, Toto lo llamó por teléfono y le dijo: “¿Por qué no te quedás a dormir que nosotros estamos solos?”. Flor (25) me dio su aprobación desde el principio”.

Si bien uno puede imaginar­se que en la vida de Araceli González todo está servido en bandeja, quienes la conocen aseguran que la geminiana no sabe delegar, y con su boda se puso aún más detallista y puntillosa. Quiere estar atrás de cada decisión, por más insignificante que parezca: los outfits de su suegra y su mamá, los za­patos que le trajo a Fabián de Dolce & Gabanna de Nueva York, el make up para las damas de honor, las invitaciones, la vajilla, los fuegos artificiales, la música y podríamos seguir enumerando hasta el cansancio una eterna check list de la que Ara se hace 100% cargo.

LA GRAN PROPUESTA. “Siempre lo hablábamos y hace un tiempo Toto nos dijo que no quería presentarlo más como “el novio de mi mamá” o “Fabián”: él quería que fuera mi marido. Finalmente, el año pasado nos tentamos con la idea de la boda cuando fuimos de vaca­ciones solos con Fabi a México y vimos muchas parejas de luna de miel”.

CASARSE A LOS 46.  “Esta vez estoy mucho más nerviosa porque nuestro casamiento tiene que ver con un amor mutuo genuino y real. ¡Nos encontramos en el momento justo! En cambio a los 20 me casé después de nueve meses de relación y embarazada de tres meses. Nunca dudé en tener a Flor, no me importaba si la tenía que criar sola, pero no sabía si quería casarme. A los 30 quería casarme, realmente estaba enamorada de esa persona y creía que iba a ser un matrimonio para toda la vida, pero cuando la vida me sorprendió y me demostró que no era así, me fui desilusionando”.

LA BODA DEL AÑO. Un selecto grupo de 200 personas recibieron en sus manos un elegan­te y grande sobre blanco donde se encontraba una tarjeta con las iniciales de los novios. “Ahí pusimos unas reglas de convivencia donde muy simpáticamente le contamos a la gente lo que no nos gustaría que hicieran, como tuitear fotos de la fiesta. Es más, estamos reviendo si dejamos entrar celulares, porque la verdad es que no me gustaría que alguien tuitee algo y tener que pelearme en ese momento”, explica Araceli en ésta, su última en­trevista antes de convertirse en la Sra. de Mazzei.

LA LUNA DE MIEL. “Va a ser atípica porque nos gustaría viajar con mis dos hijos a Europa. Hay muchísimos lugares que no conozco y a los que me gustaría ir, como Brujas y Praga. La verdad es que como ya tenemos todo les pedimos a los invitados que nos regalen el viaje”.